Deja todas las puertas abiertas para favorecer la sensación de amplitud de la vivienda. Que el comprador pueda recorrer la casa sin perderse, sabiendo en todo momento en qué estancia está y viendo a cual se dirige después.
Las puertas abiertas hacen que la luz y el aire circulen y el comprador lo hará también. Que se sienta cómodo y como en casa desde la primera visita.